Gastronomía en Cuenca
La gastronomía se unen tanto entre nosotros, que casi se podría parafrasear así el adagio popular: “dime qué festejas y te diré qué comes”. Además, es importante la presencia del maíz en la preparación de muchas comidas como el tamal, el mote pata, el mote pillo y bebidas como la chicha, el rosero y el morocho.
El tamal cuencano está hecho de una masa de harina de maíz ligeramente cocida, que se rellena con carne de cerdo, huevos duros y pasas, se la envuelve en hojas de achira y se la cuece al vapor. Un regalo al paladar.
Las familias conservan viejas recetas de buñuelo, pero lo fundamental de ellas es la dosis exacta de harina de maíz precocida con anís, a la que se añaden huevos y leche, batiendo a mano hasta el agotamiento. Las porciones de masa cremosa se fríen y doran en manteca de cerdo y se sirven con miel. ¡Como para chuparse los dedos!

Chumales o humitas, hechos de maíz tierno molido, condimentado con huevo batido, mantequilla y eventualmente queso, cocido al vapor, en hojas del pucón que envuelve la mazorca, son el complemento del gran plato central.
De julio a septiembre es buena época para llegar a una ciudad tranquila, un poco desierta, por el período vacacional. Sin la agitación cotidiana de un pueblo caracterizado por su vocación de trabajo, se goza más de las bellezas de Cuenca; y se puede disfrutar de su comida: la trucha de sus ríos de altura, preparada y servida de diverso modo, en sitios pintorescos cercanos al lugar de pesca, en el camino al sector lacustre de El Cajas; las famosas carnes secas, servidas con mote pillo (maíz cocinado y revuelto con huevo y cebolla y queso) y habas, que se asan camino de San Joaquín, una parroquia rural situada a pocos quilómetros del centro de la ciudad, cuna de hábiles tejedores de canastas; la carne de cerdo en sancochos, chicharrones y fritada (el nombre depende del grado de cocción), los llapingachos (pequeñas tortillas de papa) y las morcillas, que se expenden en Sertag, camino de Gualaceo, o junto con los cuyes asados - que se servirán con papas doradas-, alineados en apetitosas tentaciones, junto a los cerdos cuya cascarita (la piel) crocante se ofrece en numerosos restaurantes populares, a lo largo de la Avenida Don Bosco; las empanadas de Baños, sitio de aguas termales a solo ocho quilómetros del centro de la urbe, o las tortillas de harina de maíz, de trigo y choclo, que cuecen en tiestos en el mercado de Gualaceo, regadas por el dulce morocho (bebida caliente a base de maíz cocido, azúcar y canela) o el rosero (bebida fría de maíz, azúcar y frutas).
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